martes, 5 de febrero de 2019

La merienda del circulito 2

LA MERIENDA DEL CIRCULITO
Acto Segundo: La Agencia.


ESCENA 1
Una estancia de la agencia. Alfonso, Gallo y una señora. Una guitarra, una bandeja con merienda y una llave inglesa.

(Alfonso está tocando una guitarra totalmente desafinada, Gallo está a su lado)

GALLO: Esa melodía que tañes está llena de tristeza. Tu pequeño clavicémbalo me habla de cosas muy queridas.

ALFONSO: Ya vuelves con la misma canción.

GALLO: Tres días y tres noches en esta fría estancia y aún no la he visto.

ALFONSO: Esa dama de la que hablas, ¿qué clase de hembra es? A mí me agradan esas mujeres recias, de las del tobillo gordo.

GALLO: Su rostro está dotado de cierta belleza melancólica. Su cuerpo es un enigma. La piel tan fina que puedes ver las cosas que ocurren dentro de ella.

ALFONSO: Pues qué asco.

GALLO: Y qué dulzura.

ALFONSO: Debes olvidarla, Gallo. Olvídalo todo, eso se te da bien.

GALLO: No puedo. Añoro a mi padre. También a las gemelas y su atroz manera de quererme. Ya nadie me trae dulces a la cama. Mi único solaz es tu música... y tu amistad, mi buen Alfonso.

(Gallo se echa a llorar. Entra una señora con una bandeja)

SEÑORA: ¿Qué le pasa?

ALFONSO: Sus células están estropeadas.

SEÑORA: Pues a mí me parece un mozo barbilindo y de lo más aparente. (A Gallo) ¡Eres muy fino!

GALLO: ¿Diga?

SEÑORA: ¡Eres muy fino!

ALFONSO: Déjalo, está enamorado.

SEÑORA: Qué pena, me van los hombres decrépitos... Le comunico, señor Gallo, que el alto Deán y su consejo se hallan reunidos en la sala de juntas. Deberá usted comparecer ante ellos a las siete en punto.

GALLO: (Mirando el reloj) Si ya son las siete.

ALFONSO: No te preocupes, aquí siempre son las siete.

SEÑORA: Bueno, les dejo la merienda. (Deposita una llave inglesa y se retira)

GALLO: Dime Alfonso, ¿quién es ese Deán del que hablaba la señora?

ALFONSO: Es un iluminado, el hombre que controla la Agencia con puño férrico. Su ejército de funcionarios híbridos siembra el terror por doquier. Nunca lo hemos visto pero todos lo temen. Guárdate de él, Gallo, dicen que es taimado.

(Sale Gallo, Alfonso sigue tocando)



ESCENA 2
La sala de juntas. El Deán, dos funcionarios híbridos y Gallo.

(Entra el Deán y se sienta entre los funcionarios, Gallo está de pie ante ellos)

FUNCIONARIO 1: El Excelentísimo Deán toma la palabra.

DEÁN: Señores funcionarios, Dios es Providente.

FUNCIONARIO 2: Sí, muy Providente.

FUNCIONARIO 1: Mucho.

DEÁN: Señor Gallo, tenemos en nuestro poder un informe detallado sobre sus actividades. (Se pone unas gafas y lee de unos papeles) ¡Caramba! Pigricia, suicidio celular, hidropesía... Aquí pone que usted no tiene nada de talento.

GALLO: Así es.

FUNCIONARIO 2: Es el hombre que buscamos, señor Deán.

DEÁN: Dios es providente y nos ha enviado a un hombre de su valía. Verá, hace un año, por estas fechas, nuestra organización sufrió un serio revés...

FUNCIONARIO 1: Fue un duro golpe para todos.

DEÁN: Ese día fueron sustraídos de mi cámara privada ciertos documentos...

GALLO: ¿Qué clase de documentos?

FUNCIONARIO 2: Documentos de la mayor importancia para la organización.

DEÁN: Circulitos, triangulitos,...

FUNCIONARIO 1: Cierto, triangulitos y circulitos. Y cuadraditos.

DEÁN: Tenemos motivos para pensar que dichos documentos se hallan en poder del enemigo, lo que supone una seria amenaza para nuestra seguridad.

FUNCIONARIO 2: Debe recuperarlos al precio que sea.

DEÁN: Viajará usted a Moldavia y, una vez allí, se infiltrará entre las huestes del Archiduque con el fin de recuperar los documentos. Lo más seguro es que usted muera.

GALLO: Yo no iré a ninguna parte.

DEÁN: ¿Cómo?

FUNCIONARIO 1: ¡Desacato, traición!

FUNCIONARIO 2: ¡Apostasía!

DEÁN: No quiere ir, ¿qué se lo impide, joven?

GALLO: Hice una promesa de amor.

FUNCIONARIO 1: Es más necio de lo que suponíamos, el informe no exagera.

GALLO: Hace días que no veo a mi Culdina. Sin ella mi corazón se marchita. Y otra cosa, el compañero que me han asignado es un pésimo músico.

DEÁN: Enviaré un sicario para que acabe con él.

GALLO: Pero no iré a Moldavia, echo de menos a papá y a mis hermanitas.

FUNCIONARIO 2: Nada se resiste al Deán, él lo puede todo, por algo es el señor de la hibridación. Usted irá a Moldavia.

FUNCIONARIO 1: Acepte la misión o renuncie a su vida.

DEÁN: Señores funcionarios, no podemos torcer el destino. El amor está por encima de los intereses de esta organización y debe prevalecer. Puede retirarse, joven. Le deseo mucha suerte.



ESCENA 3
Una estancia de la agencia. Alfonso, Culdina, Gallo y Papá. Una guitarra y una bolsa con monedas.

(Alfonso toca la guitarra desafinada, mientras recita unos versos. A su lado Culdina le mira ensimismada)

ALFONSO:
Encontré tu fermosura
Removiendo en la basura.
La-larí, lará, lirá
Pronto serás mi esposa,
Mujer estropajosa.
Lará, lorí
Ahora viene el estribillo,
Mujer de gordos tobillos...
La-lará, larí, lará

CULDINA: Tus versos me han embriagado.

ALFONSO: ¿De veras me encuentras atractivo?

CULDINA: Antes de que acabe el día me he de entregar a vos.

ALFONSO: ¡Sea!

CULDINA: Vamos juntos.

ALFONSO: Traicionar a un amigo resulta estimulante. ¡Chitón!, aquí llega.

(Entra Gallo)

GALLO: ¡Culdina!

CULDINA: Hola Gallo.

GALLO: Has venido, prenda mía. Se acabaron mis tribulaciones.

CULDINA: Ahora soy de Alfonso.

GALLO: ¿De Alfonso dices?. Pero... ¿y nuestro amor?

CULDINA: Nuestro amor es un mojón. Me voy con él.

GALLO: Y yo me quedo solo...

CULDINA: (Se acerca a Gallo) Gallo.

GALLO: ¿Vuelves a mi lado?

CULDINA: Alfonso y yo necesitamos dinerito para consumar nuestro amor. El amor no resulta barato, ¿sabes? ¿De cuanto dispones?

GALLO: (Saca la bolsa y extrae unas monedas) Veinte ducados, es todo mi caudal.

CULDINA: (Toma las monedas) Con estas monedas se compra la lealtad de un amigo, el amor de una madre, la comprensión de una esposa o el ardor de un amante. Vamos Alfonso.

ALFONSO: Adiós Gallo.

GALLO: Adiós amigo, da recuerdos.

(Salen Culdina y Alfonso)

GALLO: Cuánta dicha en esta hora, cuánto júbilo. El momento que tanto esperaba finalmente ha llegado. Abandonado, desdeñado, relegado... Papá se sentiría orgulloso de mí.

(La luz se apaga)

PAPÁ: ¡Uuuuu, uuuuu!

GALLO: ¿Qué es esto?, ¿qué ocurre ahora?, ¿qué nuevos portentos me reserva aún la noche?

PAPÁ: ¡Gaaaallor, Gaaaallor!

GALLO: Algo surge de las sombras. ¿Quién va?

PAPÁ: (Surgiendo de las sombras) Soy yo.

GALLO: ¿Papá?, ¿eres tú?

PAPÁ: Yo mesmo.

GALLO: ¿Pero qué hace usted aquí?

PAPÁ: Tú me has invocado.

GALLO: Tiene mala color, ¿van bien las cosas por casa?

PAPÁ: Me he muerto.

GALLO: No debí dejarlo solo. Las gemelas lo mataron.

PAPÁ: Están en una edad muy difícil.

GALLO: Necesitan una madre.

PAPÁ: Ahora soy un espectro y te observo a través de las tinieblas. Hace un momento he presenciado cómo te traicionaban.

GALLO: Ha sido hermoso.

PAPÁ: Una obra de arte, se han llevado tu dinerito. He disfrutado mucho. Aunque he de confesarte que desde que estoy muerto veo las cosas de un modo más desapasionado.

GALLO: ¿Qué debo hacer ahora, padre? Me he quedado solo y estoy sin blanca.

PAPÁ: (Con tono de misterio) Acepta la misión que te ha sido encomendada. Dirígete a Moldavia. Allí encontrarás tu destino. Las fuerzas telúricas te guían, te conducen a Moldavia, a Moldavia, a Mooooldaaaviaaa. (Desaparece en la oscuridad)



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