domingo, 26 de agosto de 2018

Los juguetes nihilistas

Mi helicóptero de juguete era un objeto místico que disparaba chorros de agua. En aquella época de mi infancia heredaba algunos juguetes que llegaban a mis sudorosas manos maltrechos e incompletos. Esto imprimió en mi carácter cierto pesimismo y me proporcionó una noción fragmentaria del mundo: el coche teledirigido no andaba, el muñeco estaba manco, al juego de construcción le faltaban piezas, pero aquel flamante helicóptero aterrizó en mi cuarto casi nuevo. Por alguna extraña razón (¿la extinción de incendios?) el helicóptero disponía de un gatillo que, al ser accionado, disparaba un chorro de agua por un conducto situado en la parte delantera. Esto me tenía fascinado: llenabas el pequeño depósito del helicóptero con agua, lo enroscabas en la base y la aeronave ya estaba lista para entrar en acción. Fue un idilio tan intenso como breve, porque un aciago día el pequeño depósito de agua desapareció y sin él, el helicóptero quedó reducido a un estéril trozo de plástico. Quizás mi madre se cansó de que me pasara el día echando agua por toda la casa o, dado mi nivel de ensimismamiento, simplemente lo perdí. La búsqueda del depósito de agua marcó esa etapa de mi infancia, convirtiendo al pequeño objeto del deseo en un poderoso tótem que acabó filtrándose en mi universo onírico. En aquellos sueños mi pequeño santo grial aparecía dentro de un armario, debajo de la cama o en el fondo de un cajón. Pero en el prosaico mundo de la vigilia nunca llegué a encontrarlo y eso me convirtió en un niño escéptico y más pesimista.

Siempre he pensado que mi helicóptero era un vehículo creado para los Madelman, unos muñecos de acción españoles que, junto con sus descendientes, los Geyperman, eran muy populares en aquella época. Pero, tras una ardua labor de investigación en la que he invertido casi cinco minutos, he llegado a la siguiente conclusión: se trataba con toda probabilidad del "helicóptero para operaciones urgentes de salvamento Big Jim". El Madelman también tenía su helicóptero, pero su modelo carecía de los dos elementos que mejor recuerdo: el mencionado tanque de agua y la gran cúpula transparente abatible (no he podido olvidarla porque me pillé los dedos con ella en más de una ocasión). Lo que nunca habría pensado es que mi viril aeronave estuviera destinada a unos muñecos tan ambiguos (por no decir homoeróticos) como los que muestra la imagen. Los Big Jim fueron creados por la compañía de juguetes Mattel para competir con los muñecos G.I. Joe.


Los G.I. Joe fueron concebidos por Stanley Weston en 1963: pretendía crear una versión masculina de la muñeca Barbie, con la que Mattel había conseguido un gran éxito. Inicialmente diseñó unos rudimentarios muñecos militares. Por lo que parece, en Mattel no estaban muy interesados en este tipo de producto y fue Hasbro, una empresa de juguetes más pequeña, famosa por su "Mister Potato", la que finalmente fabricó los G.I. Joe. Había nacido la "figura de acción" (evitaban la palabra "doll" asociada a las muñecas) que cosechó un éxito fulgurante.

Los Big Jim no tenían las connotaciones militares de los G.I. Joe, sus vehículos no estaban concebidos para atacar al enemigo sino para realizar labores de rescate. Al menos, me consuela pensar que eran personajes pacifistas y humanitarios. Años después Mattel desarrolló una nueva línea de figuras de acción, "Los Masters del Universo", una versión hipermusculada de sus predecesores. Pero, curiosamente, reutilizaron algunos elementos de los Big Jim para ahorrar costes. Por ejemplo, "Battlecat", el tigre de combate de He-Man, era la misma figura que se vendía con los Big Jim, pero pintada de verde y con una armadura.


Después del helicóptero llegaron el tren eléctrico y el Autocross. Mi fijación por los medios de locomoción se alimentaba con nuevos objetos. El tren eléctrico era un modelo Ibertren básico, compuesto por una locomotora verde y dos vagones que recorrían eternamente una vía en forma de óvalo. La velocidad del tren no podía regularse, ni podían formarse con los tramos de vía recorridos alternativos. Las posibilidades de interacción eran más bien limitadas (marcha adelante y marcha atrás), pero podía pasarme horas y horas viendo dar vueltas al tren en su órbita elíptica, sumido en una especie de trance hipnótico.


A veces, para aderezar el insípido ferrocarril, creaba en torno al trazado toda una escenografía. Una colcha rellena con distintos objetos simulaba la accidentada orografía del terreno. Para desesperación de mi madre llegué incluso a agujerear la colcha para crear un túnel. Sobre ella colocaba todo tipo de personajes, vehículos, viviendas e instalaciones. En ocasiones, para redondear el conjunto, soltaba a mi hámster en mitad de ese pequeño mundo. Hasta que un día fue atropellado. En el accidente ferroviario subsiguiente el tren descarriló y el pobre roedor quedó atrapado: el pelo se le había enredado en las ruedas motrices de la locomotora. Era una escena cargada de simbolismo: la revolución industrial acabando con la naturaleza. Por primera vez encontré una utilidad para la marcha atrás, al invertir el giro de las ruedas el animalillo, que presentaba ya todos los síntomas de un cuadro de ansiedad, quedó al fin liberado.

El Autocross era un artilugio realmente ingenioso y una de mis posesiones más preciadas: una plataforma de plástico cuadrada que incorporaba un circuito redondo y un panel de mandos. El circuito estaba formado por varios anillos concéntricos conectados. El panel de mandos contaba con una llave para activar el motor, un volante y una palanca de cambios. En el modelo que yo tenía los relojes del panel estaban dibujados en una pegatina, pero un modelo posterior, el Autocross Turbo, incorporaba un velocímetro y un cuentarrevoluciones “reales”. Cuando lo ponías en marcha una varilla magnética comenzaba a girar debajo del circuito. Esto permitía que un diminuto cochecito de plástico con un imán en la base empezara a recorrer el anillo exterior. Al girar el volante en el momento adecuado podías conducir el vehículo desde unos anillos a otros. Las posibilidades de interacción eran escasas, la mayor parte del tiempo me limitaba a ver el cochecito dando vueltas al circuito, sin mover el volante ni cambiar de marcha, abismado una vez más en aquel trance onírico.


Con estos juguetes giratorios la vida se convertía en un viaje que no conducía a ninguna parte. Todo quedaba reducido a un bucle infinito, a un ciclo melancólico, a una cinta de Moebius sin principio ni final. Un eterno retorno de lo idéntico. No existía un objetivo, una finalidad ni un destino. Aquellos juguetes me convirtieron en un niño nihilista.

jueves, 23 de agosto de 2018

Mantamán y Edredonboy


Si no hace mucho calor, el héroe se mantiene confinado en sus cuarteles de invierno. Permanece a la espera en su "fortaleza de la soledad", reflexionando sobre el carácter efímero de la vida y consultando los partes meteorológicos.

Pero, finalmente, los rigores de la canícula alcanzan nuestro hemisferio y las tórridas noches de agosto elevan el mercurio por encima de los treinta grados. Ha llegado el momento. Una misteriosa figura enmascarada irrumpe en la ciudad: un sudoroso morador de las tinieblas, maestro consumado del calor y el sigilo, que recorre las calles envuelto en una manta.

Mantamán conoce bien los peligros que amenazan la seguridad de las noches estivales. El calor y el sueño hacen que la gente se confíe: algunos insensatos desafían al destino durmiendo sin calcetines, los más temerarios renuncian a las mantas e incluso al pijama de franela. Estos comportamientos imprudentes pueden tener serias consecuencias: resfriados, peligrosos enfriamientos, pulmonías y, en los casos más graves, neumonías e hipotermias. Pero no hay de qué preocuparse, podemos dormir tranquilos porque Mantamán ha llegado a la ciudad.

El poder de nuestro héroe reside en su espesa manta zamorana, tejida con lana pura de ovejas churras mutantes. Cuando sus sentidos térmicos detectan algún imprudente que duerme desprotegido, Mantamán penetra silenciosamente en su alcoba y lo arropa sin piedad con su manta abrasadora.

Si tienes que enfrentarte a enemigos tan letales como el estornudo o la carraspera, es mejor contar con algunos aliados. El joven discípulo de Mantamán, Edredonboy, acompaña a nuestro héroe en algunas rondas nocturnas, sumando el poder nórdico de su edredón al potencial calorífico de la manta.

jueves, 16 de agosto de 2018

Montaigne, ensayo de la flojera

Michel de Montaigne nunca se consideró escritor o filósofo pero ha pasado a la historia como el creador del ensayo literario. Cuando nació, en 1533, su padre, que era alcalde de Burdeos, reunió un consejo de amigos humanistas para planificar su educación. Se decidió entonces que abandonara el castillo familiar para ser enviado a la cabaña de unos humildes carboneros, en la que sería criado con austeridad y sencillez. A los tres años volvió al castillo donde se le asignó un tutor alemán que no hablaba francés y que educaría al niño en latín. La familia y el servicio fueron adiestrados para dirigirse al pequeño Michel exclusivamente en esta lengua, que era el vehículo de todo el saber de la época. El objetivo era inculcarle el gusto por el conocimiento sin forzar en lo más mínimo su espíritu, sin someterlo a una férrea disciplina, como era costumbre entonces, y dejarle que siguiera sus propias inclinaciones. Se llegó al extremo de contratar a unos músicos para que cada mañana lo despertaran con suaves melodías y evitarle así cualquier sobresalto que pudiera perturbar su formación.

Esta educación imprimió en el niño grandes dosis de libertad de pensamiento y espíritu crítico pero también lo convirtió en un gran flojo. Él mismo reconocería más tarde su tendencia a la indisciplina, la pereza y la desidia. Unos años después, cuando fue enviado a la escuela de Burdeos, encontraría insoportable la rigidez académica, le abrumaba tener que sobrecargar su memoria con volúmenes enteros de lo que él consideraba cultura muerta. Abandonó la escuela antes de tiempo pero, por su cuenta, ya había empezado a descubrir los grandes poemas, las memorias y los dramas de los clásicos, que leía en su lengua original. Más por la influencia de su padre que por vocación propia, terminó estudiando leyes en la universidad, fue magistrado y participó en la política doméstica de su ciudad.

A la muerte de su padre se vio obligado, además, a hacerse cargo del castillo, las tierras, el negocio y la familia. No se le daba muy bien, él mismo reconocía su incompetencia como terrateniente, marido y padre. Todas estas responsabilidades pesaban de tal modo en el laxo espíritu de Montaigne que, a los 37 años, abandonó sus cargos públicos, delegó la administración de su hacienda y se recluyó en una torre del castillo familiar. Había decidido pasar allí, con la única compañía de sus libros, los últimos años que le quedaban de vida. En la pared de su biblioteca podía leerse la siguiente inscripción: "El año del Señor de 1571, a la edad de 37 años, en la víspera de las Calendas de marzo, día de su cumpleaños, Michel de Montaigne, cansado desde hacía largo tiempo de su servicio de esclavo en la corte y de las cargas de sus responsabilidades públicas, pero todavía en plena posesión de sus facultades, decidió descansar en el regazo virginal de las musas. Aquí, tranquilo y oculto, cumplirá el curso decadente de su vida, cuya gran parte ya ha pasado, si el destino le permite conservar esta residencia y el sereno lugar de descanso de sus padres. Ha consagrado este espacio a la libertad, la tranquilidad y el ocio". Todos los cobardes y flojos de espíritu le admiramos por hacer algo así. Por eso Montaigne es nuestro ídolo y santo patrón.

En la torre nuestro héroe se consagró a la lectura pero tampoco en eso demostró gran disciplina: si un libro no le entretenía o le exigía algún esfuerzo, lo abandonaba inmediatamente. En ausencia de otra compañía empezó a establecer con los libros una especie de diálogo, acotando en los márgenes de las páginas las reflexiones que los textos le suscitaban. Cada vez más numerosas, acabó reuniendo sus anotaciones en los volúmenes que finalmente compondrían sus célebres ensayos. En ellos se pueden encontrar todo tipo de pensamientos desordenados, repletos de citas, con un único hilo conductor: la reflexión en torno a su propia persona.

Pero sus cálculos fallaron porque después de diez años en la torre seguía vivo aunque algo acartonado. Así que decidió abandonar sus estancias, el castillo e incluso la patria para iniciar un viaje sin rumbo fijo, que le llevaría por varios países europeos. La fama de sus ensayos, que había publicado antes de partir, le alcanzó cuando estaba en Italia. Sus paisanos de Burdeos lo aclamaban, reclamando para Montaigne el puesto de alcalde. Muy a desgana, ante las presiones reales regresó al castillo y aceptó el cargo, aunque advirtió a sus conciudadanos que no invertiría en su desempeño tanta energía como su padre. Genio y figura. Parece que, a pesar del poco tiempo que dedicaba, no lo hizo tan mal, los habitantes de Burdeos lo apreciaban. Hasta que un aciago día surgió en la ciudad un brote de peste. El alcalde, mostrando una vez más su debilidad de ánimo, huyó a toda prisa dejando el castillo y Burdeos abandonados a su suerte y ganándose el desprecio del pueblo.

A todos aquellos que sientan interés por el personaje les recomiendo el ensayo que Stefan Zweig le dedicó, justamente, al creador del ensayo, escrito durante su exilio en Petrópolis. Además de un gran intelectual, Zweig es el Forest Gump de la cultura europea y, no precisamente, por su falta de inteligencia. Como se puede apreciar en su magistral libro de memorias, "El mundo de ayer”, al igual que ocurría con el personaje de la película, su peripecia vital siempre lo colocó en el centro de los acontecimientos clave de nuestra historia reciente. Además, es uno de los gafes más notables de la literatura. Una extraña maldición acompañó a su carrera teatral: varios artistas del mundo escénico pasaron a mejor vida al intentar representar sus dramas. Zweig conoció a los personajes más notables de su época y fue testigo de todas las calamidades que azotaron al mundo durante el siglo pasado, que le persiguieron de país en país y de exilio en exilio hasta que, finalmente, se quitó la vida en Brasil, convencido de que los nazis dominarían el mundo.

domingo, 12 de agosto de 2018

Lista provisional de discos definitivos

Los mejores cien discos de la historia, según mi criterio, en orden descendente:

100. Ólafur Arnalds. For Now I Am Winter. Pop Sinfónico. 2013
99. Animal Colective. Feels. Pop Experimental. 2005
98. The Amazing. Gentle Stream. Folk Rock. 2012
97. Arcade Fire. The Suburbs. Pop Alternativo. 2010
96. Portishead. Third. Electropop. 2008
95. Kate Bush. The Kick Inside. Pop lírico. 1978


94. Boards of Canada. Geogady. Electrónica. 2002
93. Superchunk. Indoor Living. Rock Melódico. 1997
92. Dream Theater. Scenes from a Memory. Heavy Metal. 1999
91. Squarepusher. Ultravisitor. Electrónica. 2004
90. Robert Wyatt. Rock Bottom. Rock Experimental. 1974
89. Perfect Circle. Mer de Noms. Rock. 2000
88. The Black Crowes. The Souther Harmony and Musical Companion. Blues Rock. 1992
87. Talking Heads. Remain in Light. Funk Pop. 1980
86. The Cure. Disintegration. Pop Oscuro. 1989


85. Crash Test Dummies. God Shuffled his Feet. Opereta Pop. 1993
84. Fleetwood Mac. Rumors. Pop Clásico. 1977
83. My Brightest Diamond. Bring Me the Workhorse. Pop Alternativo. 2006
82. Neko Case. Blacklisted. Country Alternativo. 2002
81. Alice in Chains. Dirt. Grunge. 1992
80. Carole King. Tapestry. Folk Pop. 1971
79. Nine Inch Nails. Downward Spiral. Rock Industrial. 1994
78. Shining. In the Kingdom of Kitsch You Will Be a Monster. Jazz Rock. 2016
77. Crowded House. Together Alone. Pop Cásico. 1993
76. Nick Drake. Pink Moon. Folk Pop. 1971


75. Soundgarden. Superunknown. Rock. 1994
74. The Posies. Success. Rock Alternativo. 1998
73. Tera Melos. Trash Generator. Rock Disonante. 2017
72. Beck. Midnight Vultures. Pop Alternativo. 1999
71. Helmet. Betty. Rock. 1994
70. Lemonheads. Come On Feel. Folk Pop. 1993
69. Faith No More. King for a Day, Fool for a Lifetime. Rock Excéntrico. 1995
68. Arto Lindsay. Cuidado Madame. Electropop. 2017
67. Andy Winter. Incomprehensible. Rock Neoclásico. 2013
66. Yo La Tengo. And Then Nothing Turned Itself Inside-Out. Rock Intimista. 2000
65. Grant Lee Buffalo. Mighty Joe Moon. Folk Psicodélico. 1994
64. Slint. Spiderland. Rock Oscuro. 1991


63. The Book of Knots. The Book of Knots. Rock Experimental. 2004
62. Chelsea Wolfe. Hiss Spun. Rock Oscuro. 2017
61. Triana. EL Patio. Flamenco Progresivo. 1974
60. Manic Street Preachers. Everything Must Go. Rock Melódico. 1996
59. The Science Group. Spoon. Rock Progresivo. 2003
58. Coroner. No More Color. Thrash Oscuro. 1989
57. Winds. Prominence and Demise. Heavy Neoclásico. 2007
56. C. Duncan. The Midnight Sun. Pop Alternativo. 2016
55. Magma. Mekanik Destriktiw Kommandoh. Rock Sinfónico. 1973


54. The Smiths. The Queen is Dead. Pop Rock. 1986
53. Miriodor. Mekano. Rock Progresivo. 2001
52. Coheed and Cambria. Good Apollo, I'm Burning Star IV, Volume One. Rock. 2005
51. Stereolab. Cobra and Phases Group Play Voltage in the Milky Night. Pop Progresivo. 1999
50. Haken. Affinity. Rock Progresivo. 2016
49. The Mars Voltae. De-Loused in the Crematorium. Rock Sinfónico. 2003
48. The National. Trouble Will Find Me. Pop Rock. 2013
47. U Totem. U Totem. Rock Experimental. 1990
46. The Smashing Pumpkims. Mellon Collie and the Infinite Sadness. Rock. 1995
45. Thundercat. Drunk. Funk Pop. 2017
44. Grammatics. Grammatics. Rock Melódico. 2009
43. Flaming Lips. Soft Bulletin. Pop Psicodélico. 1999
42. Tears for fears. Songs From the Big Chair. Pop Clásico. 1985


41. Sufjan Stevens. The Age of ADZ. Pop Polifónico. 2010
40. Living Color. Time's Up. Funk Rock. 1990
39. Scott Walker. The Drift. Pop Experimental. 2006
38. Pavement. Wowee Zowee. Rock Alternativo. 1995
37. P.J. Harvey. Is This Desire? Rock Existencial. 1998
36. Sun Kil Moon. Benji. Folk Triste. 2014
35. Muse. Origin of Symmetry. Rock Sinfónico. 2001
34. Sebadoh. Harmacy. Rock Alternativo. 1996
33. Paul Smith & Peter Brewis. Frozen by Sight. Pop de Cámara. 2014
32. Henry Rollins Band. Weight. Rock Existencial. 1994
31. Maudlin of the Well. Bath. Rock Astral. 2001


30. Dutch Uncles. Big Balloon. Rock Melódico. 2017
29. Fiona Apple. Extraodinary Machine. Pop de Cámara. 2005
28. Oceansize. Frames. Rock Progresivo. 2007
27. Beach House. Depresion Cherry. Pop Ensoñador. 2015
26. David Bowie. Black Star. Pop de Cámara. 2016
25. Sonic Youth. Washing Machine. Rock Disonante. 1995
24. Dominic A. Remue. Pop Oscuro. 1999
23. Björk. Vespertine. Pop Electrónico. 2001
22. Radiohead. Hail to the Thief. Rock Existencial, 2003
21. Depeche Mode. Violator. Tecno Pop. 1990
20. Cocteau Twins. Heaven or Las Vegas. Pop Onírico. 1990


19. Julia Holter. Have You in my Wilderness. Pop Sinfónico. 2014
18. Nirvana. Nevermind. Grunge. 1991
17. Wye Oak. Shriek. Pop. 2014
16. Xiu Xiu. Fabolous Muscles. Pop Experimental. 2004
15. Tortoise. TNT. Post Rock. 1998
14. Señor Chinarro. El Porqué de Mis Peinados. Pop Surreal. 1997
13. Benoît Pioulard. Lasted. Pop Atmosférico. 2010
12. Aphex Twin. Drukqs. Electrónica Abstracta. 2001
11. The Sundays. Reading, Writing and Arithmetic. Pop Intimista. 1990


10. Mercury Rev. See You on the Other Side. Pop Onírico. 1995
9. Prefab Sprout. From Langley Park to Menphis. Pop Clásico. 1988
8. Blind Mellon. Blind Mellon. Rock. 1992
7. My Bloody Valantine. Loveless. Pop Sónico. 1991
6. Elvis Costello. The Juliet Letters. Pop de Cámara. 1993
5. 5'uus. Hunger Teeth. Rock Progresivo. 1994
4. Queens of the Stone Age. Era Vulgaris. Rock. 2007
3. Owen Pallett. Heartland. Pop de Cámara. 2010
2. Grizzly Bear. Veckatimest. Pop Sinfónico. 2009
1. Sleepytime Gorilla Museum. In Glorious Times. Rock Progresivo. 2007


miércoles, 8 de agosto de 2018

El club

Lo reconozco, he comenzado a ver torneos de dardos en la tele. Se trata de un curioso deporte que, para mi sorpresa, despierta grandes pasiones. Los recintos que albergan los torneos están siempre abarrotados de aficionados entregados a la causa. Muchos acuden disfrazados con estrafalarios atuendos, abundan los carteles con mensajes divertidos, la gente canta, bebe, se ríe y disfruta animando a los ídolos locales tanto como a los foráneos. No se escuchan insultos ni abucheos, se respira un ambiente festivo muy alejado de la crispación habitual de otros eventos deportivos.

Al principio no encontraba una explicación para todas estas singularidades. Pero después de varias noches viendo torneos empecé a comprender. Todos los lanzadores de dardos que vi estaban gordos, la mayoría eran calvos, muchos llevaban gafas y superaban los cuarenta e incluso los cincuenta años. El público puede identificarse fácilmente con estos héroes de carne y hueso (más lo primero que lo segundo), con estos "cuñados" del deporte tan ajenos a los ideales físicos del atleta. Es una fiesta de la imperfección, una ceremonia de la normalidad, donde nadie se siente excluido.

La sociedad en la que vivimos está llena de divisiones y fracturas. Es un mundo de ricos y pobres, de cultos e ignorantes, de progresistas y conservadores, pero sobre todo es una mundo de guapos y feos. El día que naces eres asignado a uno de los grupos estéticos y toda tu vida se ve condicionada por ello. Algunas personas humildes pueden llegar a ser ricas, los ignorantes tienen la posibilidad de cultivarse, pero con la belleza la cosa es distinta.

El mundo de los guapos es un club exclusivo que se reserva el derecho de admisión y vigila con gran celo sus puertas para evitar la entrada de intrusos o advenedizos. Recientemente en España hemos vivido un escándalo político que acabó con la dimisión de la presidenta de una importante institución mesetaria. Fue acusada de incluir en su currículo un título académico obtenido de forma irregular. Ella lo negó todo y se resistió a abandonar su cargo. Curiosamente, en mitad del escándalo se filtraron unas fotos de la presidenta anteriores a su irrupción en el primer plano de la escena pública. Mostraban a una mujer poco agraciada que nada tenía que ver con su depurada imagen actual.

Esta mujer fue expulsada de la vida pública por falsear su currículum académico, pero también por amañar su historial estético. En otras palabras: no le perdonaron que intentara colarse en el exclusivo club de los guapos. De hecho, lo que finalmente provocó su caída fue la filtración de un vídeo de seguridad de un supermercado en el que aparecía vaciando su bolso junto a un vigilante. Supuestamente había sido sorprendida robando dos cremas de belleza.

Esto no es exclusivo de la política, el mundo del cine también es una sucursal del club. Cuando hay que elegir a un actor para interpretar a un personaje feo, siempre es preferible transformar a un actor guapo con pelucas, gafas, prótesis o maquillaje antes que seleccionar a un actor feo de verdad. O hacer engordar a un actor delgado antes que elegir a uno gordo. Por ejemplo: Charlize Theron en la película “Monster” o Nicole Kidman en “Las horas”. Ambas consiguieron el Óscar a la mejor actriz por estos papeles: los feos que se hacen pasar por guapos son castigados, los guapos que se disfrazan de feos son premiados.

Los medios de comunicación también han contribuido decisivamente al desprestigio social de los feos. Las bromas y los comentarios jocosos sobre ciertos grupos minoritarios han sido excluidos de los medios como una forma inadmisible de discriminación. En cambio, el humor sobre la fealdad, en todas sus variantes (los bajos, los gordos, los calvos, los narigudos...), es consentido y celebrado incluso en los foros más progresistas.

Observar el mundo bajo la lente de la dualidad guapo-feo nos ayuda a comprender mejor la sociedad en la que vivimos. Los integrantes de cada estamento estético deben limitarse a relacionarse con sus iguales. Como si se tratara de Montescos y Capuletos, las relaciones entre miembros de distintos grupos están prohibidas.

Con la intención de transgredir estos límites, los hombres feos han ideado todo tipo de estrategias y artefactos sociales. Muchas doctrinas, estructuras y organizaciones han sido concebidas para que algunos hombres feos pudieran tener acceso carnal a mujeres hermosas fuera de su alcance. Las sectas, los partidos políticos, las instituciones académicas o las corrientes culturales pueden llegar a convertirse en instrumentos al servicio de estos fines.

Supongo que el movimiento hippie tuvo sus cosas buenas, podemos verlo como una inyección de color e idealismo en una sociedad bastante gris. Pero este movimiento también puede ser entendido como una gran mascarada, orquestada por un conjunto de feos melenudos que inventaron el amor libre para seducir a hermosas e ingenuas damiselas.

sábado, 4 de agosto de 2018

Oh chocitas

«Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente.» ("1984", George Orwell)

«No puedo llevar un registro de mi vida por mis acciones; la fortuna las puso demasiado abajo: lo llevo por mis fantasías» ("Ensayos", Michel de Montaigne)

«Ayer, hoy, mañana: categorías para uso de criados. Para el ocioso suntuosamente instalado en el Desconsuelo, y al que todo instante aflige, pasado, presente y futuro no son más que apariencias variables del mismo mal, idéntico en su sustancia, inexorable en su insinuación y monótono en su persistencia. Y ese mal es coextensivo con el ser. Es el ser mismo.» ("Breviario de podredumbre", Emil Cioran)

«Expuestos a un continuo bombardeo publicitario, los individuos son persuadidos de "necesitar" más cosas. Para comprar lo que ahora necesitan, deben conseguir más dinero. Para ganarlo, trabajan más horas. Al estar fuera de casa tanto tiempo, compensan su ausencia con regalos que cuestan dinero. Y así se repite el ciclo.» ("La mercantilización de la vida íntima", Arlie Russell Hochschild)

«La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada.» ("Macbeth", William Shakespeare)

«Y cuando llegaba a ese punto y cuando parecía que ya nada tenía sentido, se tropezaba acaso con uno de esos perritos callejeros, hambriento y ansioso de cariño, con su pequeño destino, tan pequeño como su cuerpo y su pequeño corazón que valientemente resistirá hasta el final, defendiendo aquella vida chiquita y humilde como desde una fortaleza diminuta...» ("Sobre héroes y tumbas", Ernesto Sabato)

«LEANDRO: Gran ciudad ha de ser ésta, Crispín; en todo se advierte su señorío y riqueza.
CRISPÍN: Dos ciudades hay. ¡Quisiera el Cielo que en la mejor hayamos dado!
LEANDRO: ¿Dos ciudades dices, Crispín? Ya entiendo, antigua y nueva, una de cada parte del río.
CRISPÍN: ¿Qué importa el río, ni la vejez, ni la novedad? Digo dos ciudades como en toda ciudad del mundo: una para el que llega con dinero, y otra para el que llega como nosotros.» ("Los intereses creados", Jacinto Benavente)

«Los niños del tipo de Ada son capaces de crear las más puras filosofías. Van fue considerado digno de ser inciado en el pequeño sistema de sabiduría creado por Ada. Y en efecto lo fue, cuando apenas llevaba una semana en Ardis. Aquella filosofía presentaba la vida del ser humano como compuesta por cierto número de elementos, o "cosas", clasificadas y jerarquizadas: Las "cosas-verdaderas", poco frecuentes, y de un valor inestimable; las simples "cosas", que formaban el tejido rutinario de la vida; y las "cosas-fantasmas", también llamadas "nieblas", como la fiebre, el dolor de muelas, las horribles decepciones, la muerte. Si tres o cuatro "cosas" acontecían simultáneamente, formaban una "torre", y, si se sucedían de manera inmediata, constituían un "puente". Las "torres verdaderas" y los "puentes verdaderos" integraban la sustancia gozosa de la vida, y cuando las torres se presentaban en serie uno llegaba a experimentar el éxtasis supremo; pero esto no sucedía casi nunca. En determinadas circunstancias, y a una cierta luz, una simple "cosa" podía parecer, e incluso llegar a ser, una "cosa-verdadera". Y también, al contrario, podía coagularse en "niebla" fétida. Cuando la alegría y la ausencia de alegría formaban una mezcla (bien simultáneamente , bien escalonada en la pendiente de duración), el resultado era una "torre en ruinas" o un "puente roto".» ("Ada o el ardor", Vladimir Nabokov)

miércoles, 1 de agosto de 2018

El cumpleaños


Enigma 1 solucionado

Cierta película está basada en una célebre novela escrita por una mujer. Uno de los personajes de esta historia dio nombre a una banda de pop británica. El actor que interpretó a ese personaje en la película compartió reparto con Marlon Brando en tres grandes clásicos del cine.

¿Cuál es la novela?
¿Quién es la escritora?
¿Cuál es la banda de pop?
¿Quién es el actor?
¿Cuáles son los tres clásicos?



Solución:

"Matar a un ruiseñor"
Harper Lee
The Boo Radleys
Robert Duvall
"La jauría humana", "El Padrino" y "Apocalypse Now"