martes, 5 de marzo de 2019

El sendero dorado


El Proyecto Genoma Humano se inició en 1990 y contaba con la financiación del gobierno estadounidense. La finalidad de esta investigación científica era determinar la secuencia genética de la especie humana. Varios equipos de genetistas participaron en este proyecto público coordinado por James Watson, uno de los descubridores de la molécula de ADN.

Pero varios años después una empresa privada, Celera Genomics, comenzó una investigación paralela con la intención de patentar sus hallazgos y hacerse con los derechos comerciales derivados. Celera Genomics contaba con más fondos y capacidad de computación, con lo que adelantó al proyecto público rápidamente y comenzó a patentar secuencias de ADN. Para entonces, el Proyecto Genoma Humano ya era un consorcio internacional dirigido por Francis Collins y comenzó a publicar diariamente sus datos en internet para que fueran de dominio público.

En 1999 el PGH había identificado multitud de secuencias de ADN pero no sabía cómo ensamblarlas. En ese momento Celera Genomics anunció que estaría en disposición de publicar sus resultados en el año 2000 y empezó a cundir el pánico en el consorcio público. En diciembre de 1999 el Proyecto Genoma Humano encargó al profesor David Haussler la creación de un programa informático que permitiera unir las secuencias de ADN. La elaboración del programa avanzaba muy lentamente cuando Haussler habló del proyecto con uno de sus estudiantes, James Kent, un hombre con 41 años que había decidido volver a estudiar tras diez años trabajando en el sector multimedia.

Kent descubrió una nueva estrategia para abordar el problema pero apenas quedaba tiempo. El programa que elaboró James Kent, "El sendero dorado", estaba compuesto por 10000 líneas de código. Según Haussler, para desarrollar una obra maestra de la programación de esa envergadura habría sido necesario un equipo de cinco o diez programadores trabajando durante seis meses o un año. Kent lo consiguió trabajando en solitario durante día y noche con las muñecas destrozadas en cuatro semanas. Finalmente, el Proyecto Genoma Humano consiguió publicar sus resultados tres días antes que Celera Genomics evitando que nuestro código genético fuera patentado y comercializado por empresas privadas.

Descubrí este episodio de la historia en un libro fascinante e inclasificable que el físico austríaco Fritjof Capra público en 2001. "Las conexiones ocultas" aborda distintos asuntos relacionados con la biología, la filosofía, la sociología o la economía desde el punto de vista de la teoría de la complejidad.

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